Disculpe Srta... Le importa que lea su blog?

Es lo que tiene la nube. A menudo, en las horas más muertas, tienes la tentación de seguir el enlace del amigo de un amigo que casi no conoces. Como coger el primer tren que sale sin saber  -ni quererlo- donde te llevará. Sentado, con los ojos fijos en la ventanilla, viendo sin ver un paisaje anónimo que te permite dejar la mente flotando en el vació. - Feliz Navidad, Que todo te vaya bién, Que guai, que super-amigos que somos, Yo también te hecho de menos ... -

Seguramente el contraste entre el estilo - directo, descriptivo, casi periodismo radiofónico en el ritmo- con el contenido -un golpe en el estómago emocional- me ha llamado la atención.

Y me veo de pronto leyendo un artículo tras otro, llenando espacios con sentimientos ajenos. Y cuando, cuatro o cinco textos más tarde consigo parar (la ciudad se despierta, la cafetera silba, los plazos se terminan y me lo recuerdan en forma de mil llamadas perdidas) me siento un voyeaur, vampirizando los sentimientos ajenos.

Empatía. La zorra de todas las emociones, aprendida después de mirar cien veces el final de Blade Runner sin entenderlo, me exige que, como mínimo, me presente, me disculpe, y me pare a pensar si  no sería mejor dejar el blog y volver al bloc...